¿Qué es para mí ser traductora voluntaria?
Una experiencia con la que desarrollar mis habilidades lingüísticas, de investigación y pensamiento crítico y fortalecer el aprendizaje del inglés *
Ser traductora voluntaria comprende un complemento perfecto a mi formación filológica. Aprendo a gestionar un proyecto casi "real" con profesionalidad, dedicación y garantía, a alcanzar objetivos propuestos y plazos previstos, a investigar terminología y conceptos, a superarme y a interactuar con personas desde cualquier parte del mundo para la puesta en común de una tarea. Como "premio", además de la satisfacción personal y el placer que genera en sí la traducción —además de difundir contenidos en español por la red—, recibo referencias, muestras de gratitud y valoraciones de las ONGs y proyectos no lucrativos con los que colaboro (y creo), contribuyendo así a mejorar mi CV. Al fin y al cabo, a todos nos gusta contribuir a una buena causa con aquello que mejor sabemos hacer.
Ser traductora voluntaria me permite formarme como profesional y enriquecerme como persona, desarrollando sensibilidad cultural. Hago esto no solo porque quiero y me entretiene como pasatiempo o hobby, sino por la misma razón que estudié inglés en la Universidad: porque me gusta. Además, resulta emocionante contribuir a hacer del mundo, aunque caótico e injusto, un lugar más conectado, ayudando a las personas y las comunidades a acceder a información y servicios que, de otro modo, no podrían entender.
* en amplitud de vocabulario, mejora de la gramática y comprensión de expresiones idiomáticas.